El chocolate fino, apreciado por sus aromas y matices únicos, deja de ser producto del azar gracias a un descubrimiento científico que permite controlar la fermentación del cacao. Por siglos, los granos de una misma plantación podían generar chocolates radicalmente distintos, desde notas florales y frutales hasta sabores planos o excesivamente amargos. Ahora, un equipo de investigadores ha logrado identificar los factores determinantes de la fermentación y reproducirlos de manera precisa, garantizando un chocolate de calidad constante y perfiles sensoriales complejos.
La función de la fermentación en el perfil del cacao
Durante la fermentación, los granos de cacao se apilan y entran en contacto con bacterias y hongos del entorno, proceso que transforma sus compuestos y define aromas y sabores. Tradicionalmente, los productores solo podían repetir las técnicas de fermentación sin asegurar resultados específicos, dejando el producto final al azar.
El estudio, liderado por David Gopaulchan en Colombia, monitoreó cada paso de la fermentación en las regiones de Santander, Huila y Antioquia. Se midieron la temperatura de los granos, el pH y la evolución de las comunidades microbianas, descubriendo que la combinación precisa de estos factores determina el perfil sensorial del chocolate. Fermentaciones que alcanzan un equilibrio adecuado generan notas florales, frutales y cítricas, mientras que desequilibrios producen sabores planos o más amargos.
El “ingrediente oculto” del chocolate gourmet
Con los datos obtenidos, los investigadores determinaron nueve tipos de microbios que son responsables de los perfiles aromáticos más destacados y los integraron en un cultivo regulado aplicado a granos esterilizados. Esta agrupación microbiana, llamada la «fórmula secreta», hace posible replicar de manera constante los sabores esperados, produciendo un chocolate menos amargo y más complejo.
El enfoque se asemeja a cultivos iniciadores usados en la producción de queso, vino o cerveza, transformando la fermentación del cacao en un proceso medible, controlable y perfeccionable. La investigación demuestra que el azar deja de ser un factor decisivo y la calidad del chocolate fino puede ser estandarizada.
Verificación en diversas regiones
El método fue probado con éxito en Colombia y Trinidad, regiones reconocidas por la excelencia de su cacao. Los granos fermentados con la comunidad controlada produjeron chocolates de calidad constante, confirmados por catadores expertos. Esta consistencia ofrece ventajas significativas a los productores, quienes ahora pueden garantizar la calidad de sus cosechas y acceder a mercados internacionales más exigentes.
Además, la capacidad de controlar la fermentación abre la puerta al diseño de nuevos sabores, ampliando las posibilidades de innovación en el chocolate fino más allá de lo que ofrece la naturaleza de manera espontánea.
Transformación de la industria del cacao
Aunque el uso de cultivos iniciadores es habitual en otras industrias alimenticias, implementarlo en el cacao representa un cambio significativo. La fermentación todavía puede ocurrir naturalmente en las fincas, sin embargo, los cultivadores ahora tienen la posibilidad de depender de medidas precisas como temperatura, pH y microorganismos para alcanzar resultados consistentes.
Este hallazgo marca un antes y un después: el chocolate de alta calidad deja de depender del azar y la intuición para transformarse en un producto de excelencia verificable y constante. Los compradores podrán disfrutar de chocolates con sabores definidos y complejidad garantizada, mientras que los productores tendrán la oportunidad de mejorar la calidad de sus cultivos y entrar en mercados internacionales más exigentes.
