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El triste final de la historia de los hipopótamos de Pablo Escobar en Colombia

Pablo Escobar fue acribillado mientras huía por los techos de Medellín, dejando atrás una historia sangrienta y un montón de hipopótamos. El capo narco tenía 44 años de edad. Murió el 2 de diciembre de 1993.

Desde entonces, los hipopótamos proliferaron con entusiasmo hasta convertirse en una plaga. El gobierno colombiano intentó preservarlos pero la situación con estos enormes animales, que se multiplican como conejos sin depredador alguno que los persiga, se salió de control. Y llegó la hora de poner remedio al problema, para algunos de la peor manera: matándolos. Aunque no a todos.

Un hipopótamo nada en el río Magdalena, en Puerto Triunfo, Colombia. Foto: AP

Colombia sacrificará algunos de los 166 hipopótamos descendientes de la primera manada propiedad del narcotraficante.

La ministra de Medio Ambiente, Susana Muhamad, dijo que 20 serían esterilizados, otros serían trasladados al extranjero y “algunos” serían sacrificados.

La ministra de Medio Ambiente de Colombia,  Susana Muhamad. Foto: Juan Barreto / AFPLa ministra de Medio Ambiente de Colombia, Susana Muhamad. Foto: Juan Barreto / AFP

Los expertos llevan años intentando controlar el número de hipopótamos.

Un poco de historia

Escobar importó los animales para su zoológico privado en Hacienda Nápoles. Pero los dejaron vagar después de que él muriera.

El capo narco introdujo la especie en Colombia con la adquisición de 4 animales. Era 1981 cuando los importó de un zoológico de Estados Unidos. Eran tres hipopótamos hembras y un macho para que formasen parte de la colección de animales exóticos de su Hacienda Nápoles, una finca de 3.000 hectáreas cerca del Magdalena, hoy dedicada al turismo.


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Cuando murió Escobar los animales fueron a parar en su mayoría a zoológicos colombianos, pero, por la dificultad de trasladarlos y el alto costo de mantenimiento, los hipopótamos se quedaron donde los dejó su “patrón”.

En 2020, los animales ya eran unos 60. Y las estadísticas indicaban que en 30 años los descendientes de los hipopótamos de Escobar se contarían por miles en Colombia, si no se tomaban medidas, y quizás la simpatía y la curiosidad que despertaban estos animales “fuera de lugar” se transformaría en lo contrario.

Con casi 200 animales aquí y allá a sus anchas, Colombia rechazó esperar los resultados en 30 años. Y decidió tomar medidas de manera anticipada.

Los esfuerzos no lograron contener el crecimiento de la manada, ya que la falta de depredadores y la fértil y pantanosa región de Antioquia proporcionaron las condiciones perfectas para que el animal africano nativo prosperara.

Un hipopótamos atropellado en una ruta en Puerto Triunfo. Foto: AFPUn hipopótamos atropellado en una ruta en Puerto Triunfo. Foto: AFP

Su destino quedó sellado cuando los hipopótamos fueron declarados especie invasora el año pasado, lo que abrió la puerta a un sacrificio.

“Estamos trabajando en el protocolo para la exportación de los animales”, dijo Muhamad a los medios locales.

“No vamos a exportar ni un solo animal si no hay autorización de la autoridad ambiental del otro país”.

Dijo que el ministerio estaba creando un protocolo para la eutanasia como último recurso.

Los animales vistos desde el aire. Foto: AFPLos animales vistos desde el aire. Foto: AFP

Los expertos colombianos han advertido durante mucho tiempo que la reproducción descontrolada de los hipopótamos representa una amenaza para los humanos y la vida silvestre nativa. El último atropello póstumo del legendario Pablo Escobar.

By Luis Morales

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