Orban quiere que liberen sus fondos congelados a cambio de no vetar el inicio de las negociaciones de adhesin con Ucrania, la revisin del Presupuesto comunitario o la ayuda a Kiev
El lunes, el presidente del Consejo Europeo viaja a Budapest para reunirse con Viktor Orban. Es habitual que Charles Michel se desplace y mantenga videoconferencias con todos los lderes continentales para preparar adecuadamente las cumbres. Pero esa visita no es de cortesa, ni una ms. El 14 y 15 de diciembre se celebra el ltimo Consejo Europeo del ao, uno crucial, con una agenda cargadsima y temas de primer nivel, y Hungra, de manera directa o indirecta, es o quiere ser la protagonista de todos ellos con su capacidad de veto.
No es casual que Michel vaya a habar con Orban apenas unos das despus de regresar de Kiev, donde se vio con Volodimir Zelenski para discutir el que ser el tema principal de esa cita del mes que viene: el inicio de las negociaciones de adhesin de Ucrania (y Moldavia) a la UE. Los lderes deben pronunciarse ese da, despus de que la Comisin Europea recomendara hace unas semanas que haya luz verde una vez que ambas candidatas aprueben una serie de leyes y medidas contra la corrupcin, a favor de la transparencia y sobre derechos de las minoras. Ucrania cuenta con el s, es una prioridad absoluta para su pas y sera un espaldarazo enorme para una poblacin que paga ahora, una dcada despus, el haberse echado a las calles en 2013 exigiendo a sus gobernantes que no abandonaran el acercamiento a la Unin.
El mensaje que el presidente del Consejo Europeo transmiti fue que hay un amplio consenso despus del informe, pero que Hungra est enrocada en el no. Eso es una constante en los ltimos aos, especialmente en todo lo que toca a Ucrania, pero esta vez Orban tiene buenas cartas para la partida, muchas ganas de enfangar y poco que perder. No es slo la cuestin de la adhesin. Los lderes deben avanzar en la discusin sobre la revisin del Marco Financiero Plurianual. De forma resumida, el Presupuesto de la UE, que se fija para siete aos, se revisa a la mitad, y toca ahora. La Comisin ha pedido decenas de miles de millones de euros adicionales, que deberan salir de los gobiernos nacionales, porque las cuentas se aprobaron antes de la pandemia, la crisis energtica y la invasin o el aumento de los flujos migratorios. Y hay, sobre todo, una partida complicada: 50.000 millones de euros en prstamos y transferencias para Kiev.
Orban dice que no. A todo. En parte por sus problemas histricos con Ucrania, por los derechos de la minora magiar en la regin. Por su cercana con Vladimir Putin y su deseo de que la guerra acabe, para lo que considera que es necesario dejar de armar a Ucrania y parar las sanciones. Porque ha exigido una “discusin estratgica” sobre todos estos temas antes de aprobar nada ms. Pero tambin porque tiene congelados miles de millones de euros en fondos comunitarios por algo que no tiene nada que ver con Kiev: el Estado de Derecho. La Comisin y el Consejo tienen capadas esas partidas, y Orban dice que no las liberan, o no hay luz verde a nada. E incluso ha puesto a la presidenta de la Comisin Europea, que todos asumen que intentar ser nominada para un segundo mandato el ao que viene, en la mirilla. Con carteles con su cara junto al hijo de George Soros y mensajes discretos pero nada sutiles diciendo que bloquearn cualquier quiniela de altos cargos que la incluya.
La situacin se ha complicado todava ms en la ltima semana por dos hechos imprevistos: el resultado de las elecciones en Pases Bajos, que parece apuntar a un Gobierno liderado por el lder de la extrema derecha euroescptica, Geert Wilders. Y la decisin del Tribunal Constitucional alemn de declarar ilegal y contrario a la regla del freno el intento del Gobierno de utilizar fondos no gastados para la pandemia para la transformacin verde y digital. Ese no del Tribunal de Karlsruhe deja un agujero de 60.000 millones en las cuentas, va a obligar al Ejecutivo a declarar una nueva suspensin por emergencia y a una posicin todava ms conservadora a la hora de negociar dinero para Europa.
Se junta un lder populista ortodoxo que haca campaa con carteles de “Ni un cntimo ms para Italia” y diciendo que Espaa ofrece dinero para reformas, pero en cuanto lo recibe se va “a dormir la siesta”, con el Gobierno halcn por excelencia, el de Berln, apremiado por su recesin, por la AfD en las encuestas y con un agujero. Y todo mientras se tiene que revisar el Presupuesto comunitario y concluir la negociacin de las reglas fiscales.
La Cumbre de diciembre, y todas las reuniones hasta entonces, del Ecofin o del Consejo de Asuntos Generales, se prevn tensas y largas. Fuentes comunitarias dicen que no sera “nada raro que el EUCO de diciembre durara por lo menos tres das, o que fracase y fuerce otra reunin en enero”.
Por si fuera poco, est la cuestin de Israel y Gaza con todas sus variantes. El Parlamento Europeo, que acaba de votar un texto a favor de la reforma de los Tratados, querra que los lderes lo discutieran en esa sesin. El da 13 habr un encuentro con los lderes de los Balcanes Occidentales, que esperan tambin la apertura de sus negociaciones. Debera haber una discusin sobre migracin, pero dado que Orban ya bloque las conclusiones del Consejo Europeo de octubre, y puso infinitos problemas en Granada, seguramente se intente evitar. Por no hablar del 12 paquete de sanciones a Mosc. Un mes de pesadilla, en un entorno geopoltico muy inestable, con rencillas personales e histricas, chantajes cruzados y ante la posibilidad de que llegue en breve un lder que abogaba, o aboga, por el nexit, por hacer un frente con Budapest y Roma y con ningn apetito para acuerdos a pocos meses ya de las elecciones europeas.