“¡Mi hija es la mejor, debemos apoyarla!” » A sus 86 años, el modesto Jacques Delors salió de su reserva para apoyar a Martine Aubry. El padre nunca había actuado así. Él y su hija odiaban que sus nombres estuvieran asociados, que uno diera la impresión de usar el otro o viceversa, pero, en este mes de agosto de 2011, la situación es cuanto menos inédita: dos “bebés” Delors se enfrentan en las primarias socialistas. François Hollande, ex secretario general de los Clubes de Testigos, quien en 1992 hizo campaña activamente por la candidatura de Jacques Delors a las elecciones presidenciales de 1995, desafió a la primera secretaria del PS, Martine Aubry.
Al principio, Jacques Delors se mostró reservado, en el fondo no descontento de comprobar que el delorismo había progresado significativamente en las mentes socialistas: la campaña fue sabia, mucho más que la de 1981. François Hollande y Martine Aubry, los dos favoritos, insistieron en la deuda reducción, control del gasto público, reforma de las pensiones, descentralización, formación permanente. Todos ellos afirman ser europeos de corazón y de mente. Perfecto.
“El Partido Socialista ha avanzado”, observa satisfecho Jacques Delors. Pero en algún momento, el candidato Hollande se excede y quiere capturar el legado. Entonces Jacques Delors sale de su reserva y golpea con su garra. “Mi hija tiene la amabilidad de no utilizar mi nombre, no diría lo mismo de otros candidatos”, espetó en el canal parlamentario. Luego entrega esta confesión inédita: “Su padre y su madre la quieren con locura, ella es libre y respetamos sus elecciones. »
Maldición familiar
Dos años más tarde, en 2013, Jacques Delors habló del fracaso de Martine Aubry con experta imparcialidad, negando entre risas que existiera una especie de maldición familiar en la carrera presidencial: “Hollande era más hábil que ella en la maquinaria socialista. Y luego estaba la actitud ambigua de Montebourg y el juego personal de Valls. Ella estaba sola contra esto”diseccionó fríamente, diciéndose a sí mismo “admirativo” de la rapidez con la que su hija había pasado página, “sin enojos ni críticas”gracias a “una vida muy equilibrada”. Creímos escucharlo dirigiendo su propia terapia.
François Hollande, por su parte, sigue siendo un enigma para Jacques Delors, quien confiesa que no ha reparado mucho desde… 2007. “Discutimos en el congreso del Partido de los Socialistas Europeos, cuando él todavía era primer secretario. Descubrí que lo que había hecho no era bueno para el PS”.-soltó con picardía.
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