Estados Unidos anunció este lunes la autorización de la transferencia de 6.000 millones de dólares que, por sanciones, los iraníes tenían congelados en Corea del Sur. Los fondos serán transferidos a cuentas restringidas en Catar, en las EE.UU. tendrá derecho de control sobre cuándo y cómo se gastan.
Este arreglo financiero fue anunciado el 10 de agosto y es parte de un acuerdo entre Teherán y Washington, mediado por Catar, para liberar a presos estadounidenses retenidos en Irán y a iraníes retenidos en Estados Unidos. Según fuentes citadas por el diario estadounidense ‘The Washington Post’, está previsto que los detenidos sean liberados a más tardar la próxima semana.
Siamak Namazi es uno de los prisioneros estadounidenses. Se encuentra detenido desde 2015 y fue condenado a diez años por cargos, no probados, de espionaje. Según su equipo legal, es el iraní-estadounidense que lleva más tiempo encarcelado en Irán. La familia de Siamak llegó a Estados unidos en 1983, cuando él era un niño. Se hizo ciudadano americano en 1993 y, después de graduarse de la Universidad de Tufts, regresó a Irán para hacer el servicio militar y trabajó como oficial de guardia en el Ministerio de Vivienda y Planificación Urbana de Teherán.
En 1998, Namazi fundó Future Alliance International, una empresa de consultoría con sede en Washington, DC centrada en los riesgos de hacer negocios en Irán. Posteriormente, se desempeñó como director general de la firma consultora de su familia, Atieh Bahar Consulting , que buscaba ayudar a las empresas iraníes a desarrollar vínculos con empresas extranjeras que buscaban operar en Irán.
En 2015, Namazi fue detenido e interrogado por el Cuerpo de la Guardia Revolucionaria Islámica de Irán cuando llegó a Teherán desde Dubai para visitar a sus padres. Fue interrogado diariamente por agentes que afirmaban que estuvo cometiendo espionaje para gobiernos occidentales.
Emad Sharghi, también iraní-americano. Es un inversor que también fue condenado a una década de prisión. En agosto, Teherán, como parte del acuerdo, fue puesto bajo arresto domiciliario. El secretario de Estado de Estados Unidos, Antony Blinken, calificó la medida como el primer paso de un proceso que conduciría a su regreso a casa. Sharghi nació en Irán, pero abandonó el país cuando era niño al igual que su esposa, la poeta Bahareh Amidi Shargi. Se graduó de economista en la Universidad de Maryland y cursó una maestría en sistemas de información gerencial en la Universidad George Washington.
En 2017, cuando sus hijos se fueron de casa para estudiar en la universidad, Emad y Bahareh decidieron regresar a su tierra natal, y en abril de 2018 fueron detenidos. Fueron puestos en libertad en diciembre y absueltos de todos los cargos a finales de 2019, pero el régimen retuvo sus pasaportes, impidiéndoles salir del país. Intentando escapar al norte de Irak, Emad fue arrestado nuevamente y condenado a diez años de prisión por «espionaje y recopilación de inteligencia militar». Es el único rehén que Irán tomó desde que Joe Biden asumió la presidencia de Estados Unidos.
Morad Tahbaz, es, además de iraní y estadounidense, británico. Es un activista medioambiental y fue arrestado en 2018, él y ocho de sus colegas, cuando se encontraban investigando sobre animales en extinción. habían estado utilizando cámaras trampas para monitorear animales como el leopardo persa o el guepardo asiático. Sin embargo, las autoridades iraníes los acusó de haber estado espiando y fotografiando instalaciones militares.
Un fiscal de Teherán afirmó que los detenidos habían trabajado para la CIA y el Mossad, con el objetivo de «infiltrarse en la comunidad científica y recopilar información de los centros sensibles y vitales del país, incluidas las bases de misiles». Sin embargo, un sitio web de noticias dirigido por la oposición iraní, Kalame, afirmó que los ambientalistas fueron detenidos porque «habían resistido las demandas excesivas de invadir regiones ambientalmente protegidas para la instalación de misiles».
Relajación de tensiones
Los expertos consideran que este acuerdo, discretamente negociado, refleja una relajación de las tensiones entre Irán y Estados Unidos, que no mantienen relaciones diplomáticas desde la Revolución Islámica de 1979.
Sin embargo, no adelantan un posible acuerdo sobre el programa nuclear iraní de 2015, moribundo desde que Estados Unidos se retirara en 2018 por decisión del presidente Donald Trump.